Friday 14 May 2010

LA FOTOGRAFIA / CARTA A MI PADRE

Querido papá:

Creo que son innumerables las veces que he intentado plasmar en palabras aquel instante de mi vida.

Un momento, solamente eso, pero que me ha servido de guía tantas veces que aún no he encontrado la manera de darte las gracias por ello.

Con las manos vacías, los ojos anegados en lágrimas, el corazón inundado de felicidad y temblando… así me dejaste tras tu última visita.

Perduraba aún, fresca cual rocío, tu voz en mi interior, aquella que tiernamente días atrás me había recordado que jamás debía olvidar sonreír, que todo tiene solución salvo la muerte y tu reiterado te quiero.

Temblaba porque ¿Cómo iba yo a imaginar, siquiera esperar, verte allí, en aquel rinconcito de mi pequeña habitación a esa hora de la madrugada? Yo que lloraba desconsolada y te sentía tan lejano a mí…

Delante de mí, vestido como el día que me acompañaste al aeropuerto, me sonreíste, y yo tardé varios segundos en darme cuenta de qué sucedía. ¿Era un sueño? Pero al ver a mi marido durmiendo junto a mí, supe que no lo era, sin importar el motivo estabas allí, a mi lado, viniste a mí.

¿Acaso importa que tus últimas palabras fueran de consuelo, que me pidieras que no llorase, que me asegurases que estabas bien, que ya no sufrías, que no te dolía?

Y luego te marchaste, así como por arte de magia, como un objeto que yo intentaba inútilmente capturar para el resto de mi vida en mi memoria y que se esfumó sin poder hacerlo.

Asustada, incrédula, sorprendida y presa del pánico desperté de los gritos y los llantos a mi marido, que no llegó a escuchar mi relato entero porque fui interrumpida por el teléfono.

Es tu madre, me dijo desde el salón, y no necesité escuchar lo que ella tenía que decir, porque tu acababas de venir a despedirte y ella no pudo, ni puede, ni podrá creerme, ni entiende cómo fue posible que al contestar el teléfono yo le dijera: Ya lo sé mamá. Intentaré llegar lo antes posible a Madrid. Por favor, no le enterréis sin mí.

El tiempo ha hecho que nunca sea capaz de recordar la fecha exacta, aunque sí recuerdo que faltaban dos días para tu 52 cumpleaños. Porque tú hiciste que yo jamás olvide aquellos días en Madrid.

¿Recuerdas que me llevaste a tu tienda de caramelos favorita, tu teatro preferido o tu antiguo barrio? ¿Lo presentías verdad? ¿Porqué sino me diste las gracias por haber viajado a visitaros antes de tu operación, y te empeñaste en que te dejaran salir del hospital los médicos para caminar agarrado de mi mano por nuestro Madrid? ¿Porqué sino después de tantos años enfermo te arriesgaste así?

Hoy he leído de alguien que hay imágenes imprescindibles en el álbum de la vida, tú eres una de ellas para mi, igual que aquel instante en que viniste a mí, la mejor fotografía de mi vida, la única que no conseguí.

Te quiero,

Eva

1 comment:

  1. Cada vez que leo este relato me emociona aunque ya conozca su contenido.
    Besos

    ReplyDelete